Los polinizadores, especialmente los insectos, son organismos indispensables para el correcto funcionamiento de los ecosistemas y para la polinización de los cultivos. A su vez, la polinización es un servicio ecosistémico (es decir, un proceso natural del que el ser humano obtiene beneficio, económico o de algún otro tipo) que resulta imprescindible para la conservación de la biodiversidad, el funcionamiento de los ecosistemas y la producción agrícola.
Según ANSE, se estima que cerca del 70 % de las plantas silvestres dependen de los polinizadores para su reproducción, y un gran número de cultivos necesita o se beneficia de la actividad de los polinizadores. Asimismo, se calcula que los polinizadores inciden sobre aproximadamente el 35 % de la producción agrícola mundial. No obstante, sus poblaciones han experimentado un declive mundial en abundancia y diversidad en los últimos años. Esto se debe, en gran parte, a la presión humana, la fragmentación del hábitat y el uso de pesticidas en la actividad agrícola, y podría tener consecuencias drásticas sobre otras especies y sobre la producción agrícola. Además, el cambio climático amenaza a este grupo biológico y los servicios ecosistémicos que aporta: los cambios en las temperaturas y las precipitaciones producirán variaciones en las áreas de distribución de las especies de insectos y de las plantas con las que las poblaciones de polinizadores interactúan. Además, se producirán desajustes entre la fenología de las plantas y la actividad de los polinizadores, lo que puede tener graves consecuencias globales.
Ante esta situación, el Convenio para la Diversidad Biológica (CBD) defiende la conservación y utilización sostenible de los polinizadores, proponiendo la restauración de corredores para aumentar la conectividad de hábitats favorables para los polinizadores y apoyar la dispersión de las especies y el flujo de genes como adaptación al cambio climático.
En este contexto, el presente proyecto surgió con el objetivo de mejorar la disponibilidad, calidad y conectividad espacial del hábitat para los polinizadores como medida de adaptación al cambio climático en el Sureste Ibérico (concretamente Murcia y Alicante), zona que presenta una de las mayores tasas de diversidad de abejas y de endemismos de toda Europa. Esta iniciativa persigue aplicar medidas propuestas tanto por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como por el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD) para la adaptación al cambio climático de este grupo, tanto en ambientes agrícolas como urbanos. Durante este proceso, también se ha buscado la implicación de la sociedad, administraciones y sectores productivos que dependen directamente de la polinización, es decir, agricultores y apicultores.
El objetivo general del proyecto ha sido mejorar la disponibilidad, la calidad y la conectividad de los hábitats para polinizadores naturales y domésticos como adaptación al cambio climático.
Los objetivos específicos han sido los siguientes:
A nivel global, la entidad ha observado un declive en las poblaciones de insectos polinizadores. Entre las principales causas se encuentran los cambios en el uso del suelo (principalmente la actividad agrícola), el uso de productos agroquímicos y el cambio climático. Otras problemáticas relacionadas son la introducción de especies exóticas invasoras (que en muchos casos transportan parásitos y enfermedades) y la inadecuada gestión de polinizadores domésticos (abejas de la miel y abejorros).
En este sentido, el proyecto ha establecido corredores de vegetación con 21 especies diferentes en zonas agrícolas y en el entorno de colmenares, con el objetivo de mejorar la disponibilidad, calidad y conectividad espacial de hábitats y de incrementar los recursos alimenticios para los polinizadores. Por otra parte, se ha establecido una red de jardines en zonas urbanas, infraestructuras municipales y entornos de huertos urbanos donde se han creado manchas de vegetación natural para el refugio, alimentación y dispersión de polinizadores en ambientes urbanos. Además, se han instalado lugares para favorecer la nidificación de las abejas, tanto en troncos de madera muerta como en haces de cañas.
En concreto, y como principales hitos, se destaca la instalación de más de 150 nidales instalados para la nidificación de abejas solitarias, más de 56.000 plantones para mejorar los recursos florales a los polinizadores, 60 plantaciones en explotaciones agrícolas y 13 zonas verdes adaptadas a las necesidades de los polinizadores.
Por otro lado, las acciones del proyecto se sustentan en la promoción de la Custodia del Territorio y en el establecimiento de una Red de Municipios para la adaptación de los polinizadores frente al cambio climático, a la que se sumaron 10 ayuntamientos.
Igualmente, se han realizado acciones de información, divulgación y comunicación, educación y voluntariado para escolares, entidades y población general. Asimismo, se ha logrado la implicación de diversos sectores de la sociedad en la conservación de los polinizadores, consiguiendo una elevada participación del sector agrícola a través de empresas y cooperativas, así como de la sociedad civil. Las intervenciones en infraestructuras, zonas verdes y centros educativos indican el potencial de las zonas humanizadas para la conservación de los polinizadores. En total, se realizaron 19 actividades de voluntariado con 280 participantes y se llevaron a cabo 97 sesiones de educación ambiental con la participación de casi 2.300 alumnos. Además, 21 centros educativos y 7 huertos urbanos adoptaron las medidas de conservación propuestas.
Por último, en octubre de 2021, ANSE llevó a cabo la publicación de un manual de medidas de adaptación de poblaciones de polinizadores frente al cambio climático en jardines y zonas agrícolas, que recoge ideas, propuestas y ejemplos de proyectos para su conservación.
Corredores para la adaptación al cambio climático de poblaciones de polinizadores