El primatólogo japonés Tetsuro Matsuzawa ha participado hoy en la jornada “Evolución de la mente humana vista desde el estudio de la mente de un chimpancé”, organizada por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, en colaboración con la Asociación Primatológica Española, que celebra su 25º aniversario.
Matsuzawa ha presentado los resultados de años de estudio sobre la mente de los chimpancés y su evolución respecto a la mente humana. Ha estado acompañado por Sonia Castañeda, directora de la Fundación Biodiversidad; Miquel Llorente, presidente de la Asociación Primatológica Española; Francisco Manuel Sáez de Adana Herrero, director del Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá; y Enrique Alonso, Consejero de Estado.
Matsuzawa es director del Primate Research Institute de la Universidad de Kioto (Japón), un laboratorio al aire libre donde se recreó un hábitat para primates en libertad, donde desde 1977 realiza pruebas de memoria a chimpancés mediante observación participativa. Los primates participan voluntariamente en estos experimentos cognitivos.
Además, lleva casi 40 años investigando primates en libertad en Bossou (Guinea). Los chimpancés bossou utilizan piedras para abrir frutos secos, característica única de este grupo, una práctica cultural que empiezan a desarrollar a partir de los 5 años, adquiriendo esta capacidad por observación.
A partir de los estudios paralelos en África y Japón, el enfoque de la investigación de Matsuzawa es sintetizar el trabajo de campo y el trabajo de laboratorio para comprender la naturaleza de los chimpancés, nuestros vecinos evolutivos.
El proyecto Ai (amor en japonés), que desarrolla en el laboratorio japonés, consiste en probar la extraordinaria memoria de los chimpancés. El primatólogo ha señalado que los chimpancés “superan a los humanos en algunas tareas sencillas de memoria”. Ha argumentado que esto evidencia que “la capacidad de memoria de los chimpancés es superior a lo estudiado en humanos adultos, que no hacen los ejercicios con la misma facilidad ni rapidez”. “Creíamos que éramos los seres más inteligentes, pero una solo prueba lo cambia todo”, ha concluido.
Matsuzawa lo ha identificado como hipótesis de intercambio cognitivo, que indica que los humanos desarrollamos el lenguaje presionados por nuestro hábitat, y los chimpancés en el suyo se han visto obligados a reforzar su memoria para reconocer dónde está su sustento.
Los humanos vivimos en familia, en una sociedad en la que necesitamos compartir información, necesitamos el lenguaje por nuestra motivación intrínseca por compartir; los primates carecen de esta motivación.
Matsuzawa ha destacado que “comprender la mente del chimpancé es como abrir una ventana a la conciencia humana. Muchos de nuestros complejos sistemas cognitivos tienen orígenes que pueden ser vistos en la forma en que los estos mamíferos piensan, aprenden y se comportan”.