La lechuza común (Tyto alba) está experimentando una acelerada regresión en sus poblaciones en el centro peninsular. En 15 años ha pasado de ser una especie abundante y casi homogéneamente repartida por la Comunidad de Madrid a contar con un número alarmantemente bajo de parejas.
Según explica la entidad, la intensificación agrícola ha causado variaciones en la selección y uso de hábitat o incluso en la alimentación de la especie, aspectos que pueden tener serias consecuencias sobre su dinámica poblacional.
Históricamente, la lechuza y otras muchas especies se han beneficiado de la actividad agrícola, que les proporcionaba un hábitat en el que disponían de refugio y alimento. A su vez, estas especies beneficiaban a los cultivos al alimentarse de los micromamíferos que les causan daños, como los topillos.
El objetivo principal es compatibilizar los usos agrícolas y ganaderos con la conservación de las especies silvestres amenazadas, en concreto con la lechuza común.
Cuenta con las siguientes metas específicas:
Influencia de los usos agropecuarios en la ecología de especies silvestres amenazadas: el caso de la lechuza común (Alba II)